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Seguimos....!



Nuestra intención es motivar a los interesados a que No manden a sus hijos a la escuela. Quisiéramos que la educación fuese la armónica transmisión y resignificación de los saberes necesarios para vivir, ¿pero cómo lograrlo? Tenemos mucho que experimentar.

Desde hace mucho que se cuestiona la labor de los establecimientos educacionales, existen bastantes teorías de como aprender o como educar. Diversas metodologías, currículums y didácticas, no obstante, el sistema se perpetua y la institucionalización del saber ha fracasado en todos sus proyectos, excepto en el de modelar sujetos autómatas para que sirvan y mantengan los fines del mercado. Lo que resulta de este proceso es lo que llamamos sociedad, un conglomerado de personas deschavetadas incapaces de sentir/pensar/actuar por/para sí mismas y en beneficio de sí mismas, sino que hacen sin pensar y sin retroalimentar sus expectativas, convertidos en esclavos de las elites y ovejas de los charlatanes que promueven mejores futuros.

Estamos en contra de esto, queremos otras formas de relacionarnos, en donde nuestros deseos encuentran satisfacción y nos sintamos acogidos y apoyados por la comunidad. Buscamos la convivencialidad al ritmo de las bicicletas, ni a pie ni en automóvil.

Nos parece interesante, importante, hereje, difundir y motivar la desescolarización. Estamos convencidos de que mandando a los pequeñuelos a la escuela, incluso al jardín infantil, lo que se consigue es domesticarlos arrebatándoles su inocencia, inculcándoles la competencia, la rivalidad. Pues nos oponemos a cualquier mecanismo de control. En la vida no hay nada que reprimir, muy por el contrario, hay que liberar.

El tema de las escuelas es complejo, pues existen muchos y variados establecimientos, con distintas técnicas y métodos, sistemas de valores, políticas y currículos, en fin. Así de primera, pensamos que lo mejor que los madres pueden hacer es no mandar o retirar a sus hijos de cualquier institución pública o privada que ejecute el modelo tradicional de educación, aquel donde haya método y orden.

Este modelo es el que aplican aquellos que creen que los jóvenes son propensos a las tentaciones, débiles, fascinados por el mal. Para salvarlos hay que aislarlos de la realidad externa, ya que ahí están las tentaciones -dicen. Hay que vigilar a los pequeños demonios para que no sucumban a sus deseos e instintos naturales.

Para esto se requiere una institución pseudo carcelaria. Donde se encierre a los jóvenes y niñ@s por varias horas al día. Este sistema requiere también de pastores y corrales, y para eso están los profesores y las jaulas, digo las aulas.

El profesor solía ser el personaje encargado de organizar y elaborar las materias que han de ser aprendidas, indicar el camino y guiar a sus alumnos por él. El profesor es el modelo a seguir, hay que imitarlo y obedecerle, si no, afírmense, pues la disciplina y el castigo son fundamentales.

Hoy por hoy, pensando en los liceos públicos o privados, el maestro no es más que un monigote, un animador, una radiocasetera que habla y habla y repite. Pues lo que enseña viene dado de antemano en un librito bien bonito, que él solamente debe ejecutar según un manual que esta diseñado para que ella sepa como dirigirlo a sus alumnos. El contenido de estos textos está regulado de acuerdo con las normas morales y éticas que el estado avala y que la iglesia permite, y que el mercado impone, según sea el caso. El pobre profesor, desconectado de su rol histórico, incapaz de crear y fomentar el conocimiento, incapaz de ser parte del proceso de enseñanza/aprendizaje, enajenado de su labor, no es más que un carcelero otro que promueve el consumo del saber envasado. El maestro ya ni siquiera es un simple mediador.

La decadencia del profesorado y las instituciones educacionales, es uno de los efectos de la deconstrución de la vida a escala global, otro más. La pérdida del sentido, la autoagresión y la autorepresión que se fomenta y aplica a/por los espectadores de la época de la simulación, o sea hoy, es parte del proyecto de libertinajizacion de la vida bajo sendos flujos de información y capitales, ninguno de nosotros y ustedes, estamos exentos de este genocidio psico/motriz. En vista esto y otros tantos tontos hechos que se dan hoy en día, lo que nos parece vital es re-crear el sentido de la existencia, reencontrar los valores que nos acerquen a la armonía de vivir satisfaciendo nuestros deseos, re-evolucionando hacia el apoyo mutuo.

Como todos sabemos, es desde la escuela que se comienza a martillar nuestras mentes, y se nos va pintando el círculo de la vida como un trabaja /consume /muere, como un esto es lo que hay si te gusta bien si no no, y salvate como puedas, nosotros te daremos las herramientas que necesitas y tú veras si quieres o no lo mejor para ti. Pero señores, pamplinas, ni ellos nos dan herramientas ni existe lo mejor para nosotros aquí en la sociedad del simulacro. Lo que nos queda es rechazar y re-crearnos, bajo nuevos y prehistóricos preceptos, aislarnos, protegernos, hasta que demos vuelta la tortilla con nuestras acciones.

Sabemos que la cuestión no es fácil, sobre todo porque no estamos habituados a hacernos cargo de nuestras criaturas, hemos sido delegados y delegamos sin cuestionarnos, y esto no puede seguir así.

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Un mundo sin escuelas

Ivan Illich es uno de nuestros más simpáticos amigotes, sus textos nos estimulan
tanto tanto a desahacernos de los rituales que la sociedad contemporánea nos
tiene embutidos, que lo único que podemos hacer es regalarlos para que
compartamos, así sin más, nuestro plan de fuga....!



Tres demandas radicales


Cualquier diálogo sobre
el conocimiento es en realidad un diálogo sobre el individuo
en sociedad. Un análisis de la crisis actual de la escuela
nos conduce, en consecuencia, a hablar sobre la estructura social
necesaria para facilitar el aprendizaje, para alentar la independencia
y la interrelación personales y para vencer la enajenación.
Este tipo de discurso cae fuera del límite habitual de
la mera preocupación educativa. Conduce, de hecho, a la
enunciación de metas políticas precisas. Tales
metas pueden ser definidas con la mayor claridad distinguiendo
tres clases generales de relaciones en las que una persona debe
comprometerse si desea madurar.

Tener acceso a los hechos ­la información­, tener
acceso a los recursos de producción y hacerse responsable
de las limitaciones con que unos y otros pueden ser aprovechados.
Para madurar una persona necesita, en primer lugar, tener acceso
a las cosas, lugares, procesos, eventos y material informativo.
Garantizar tal acceso es, primariamente, un asunto de quitar
el candado a los privilegiados reductos donde todo eso está
ahora consignado.

El niño pobre y el niño rico son diferentes, en
parte, debido a que lo que para uno es un secreto para el otro
es patente. Al convertir el conocimiento en una mercancía
hemos aprendido a manipularlo como una propiedad privada. El
principio de la propiedad privada se esgrime ahora como la principal
racionalización para justificar que determinados hechos
estén prohibidos a la gente que carezca del pedigree apropiado.
La meta inicial de un programa político destinado a cambiar
la educación mundial es la abolición del derecho
a restringir el acceso a la enseñanza o al aprendizaje.
El derecho al dominio privado es reclamado por los individuos,
pero es protegido y ejercitado en forma más eficaz por
las sociedades anónimas, las burocracias y las naciones-estado.
De hecho, la abolición de este derecho no sería
consecuente con la preservación de la estructura política
o profesional de cualquier nación moderna. Esto significa
más que simplemente mejorar la distribución del
material de enseñanza o facilitar ayuda financiera para
la compra de material didáctico. La abolición de
los secretos trasciende claramente los propósitos convencionales
de la reforma educativa y, sin embargo, es precisamente desde
el punto de vista educativo que la necesidad de declarar esta
amplia ­y quizá inalcanzable­ meta política
se ve más claramente.

El estudiante necesita también tener acceso a las personas
que pueden enseñarle los secretos de sus actividades o
los rudimentos de sus oficios. Al aprendiz diligente no le lleva
mucho tiempo desempeñar las funciones más diversas
o asumir los diferentes papeles. El mejor maestro de un oficio
es, por lo general, quien lo ejerce de manera activa. Tendemos
a olvidar estas cosas en una sociedad en la que los maestros
de carrera monopolizan la iniciación de los alumnos en
todos los campos del conocimiento y descalifican todo tipo de
enseñanza no autorizada dentro de la comunidad. Una meta
política importante es, entonces, proporcionar los incentivos
para que el conocimiento práctico de los oficios sea compartido.

Esta última demanda implica, por supuesto, una visión
mucho más radical del futuro deseable. El acceso a los
oficios y las ocupaciones está restringido no sólo
por el monopolio que sobre ellos ejercen la escuela y los sindicatos:
existe también el hecho de que el desempeño de
un oficio se halla limitado por la escasez de equipo y herramientas.
El conocimiento científico es abrumadoramente dependiente
del uso de herramientas altamente especializadas que deben ser
usadas dentro de estructuras muy complejas dispuestas para la
producción "eficiente" de mercancías
y servicios para los que existe una demanda general, si bien
la oferta es mantenida escasa. Sólo unos cuantos privilegiados
obtienen los beneficios de la investigación médica
más refinada y sólo unos cuantos privilegiados
llegan a obtener el título de médicos. Una minoría,
relativamente pequeña, viajará en los aviones supersónicos,
y sólo unos cuantos pilotos sabrán volar estos
aparatos.

El medio más sencillo de expresar las alternativas a esta
tendencia a la especialización de las necesidades y su
satisfacción es en términos educativos. Es una
cuestión que depende de cuál sea el uso deseable
del conocimiento científico. Con el fin de facilitar un
acceso más igualitario a los beneficios de la ciencia
y disminuir la alienación y el desempleo, debemos apoyar
la incorporación de los últimos adelantos científicos
a herramientas y componentes que estén al alcance de la
gran mayoría de la gente.

La comprensión de las condiciones necesarias para la más
amplia adquisición y aprovechamiento de oficios y habilidades,
nos permite definir una característica fundamental del
socialismo posindustrial: no sirve de nada ­de hecho es fraudulento­
promover la apropiación pública de los medios de
producción en una sociedad industrial y burocrática.
Las fábricas, las carreteras y los camiones pesados pueden
ser "poseídos" simbólicamente por el
pueblo, los mismo que el Producto Nacional Bruto y la Educación
Nacional son obtenidos en su nombre. Pero los medios especializados
de producir mercancías y servicios no pueden ser usados
por la mayoría del pueblo. Sólo las herramientas
que son lo suficientemente baratas y sencillas como para ser
accesibles a toda la gente, herramientas que permiten la asociación
temporal de quienes desean utilizarlas para una ocasión
específica, que hacen posible el surgimiento de metas
específicas a través de su uso, pueden fomentar
el reencuentro del trabajo y el placer, alienados ahora por el
modo industrial de producción.

Reconocer, desde un punto de vista educativo, la prioridad de
garantizar el acceso a herramientas y componentes cuya simplicidad
y durabilidad permiten su uso en una amplia variedad de empresas
creadoras significa, al mismo tiempo, indicar la solución
al problema del desempleo. En una sociedad industrial el desempleo
se experimenta como la triste inactividad de un hombre que no
tiene nada qué hacer y que "no ha aprendido"
lo que podría hacer en tal caso. Puesto que existen pocos
trabajos que sean verdaderamente útiles, el problema es
resuelto generalmente creando más empleos en industrias
de servicios tales como la militar, la administración
pública, la educación o el trabajo social. Consideraciones
de carácter educativo me obligan a recomendar la sustitución
del modo actual de producción industrial, que depende
de un mercado creciente que absorta mercancías cada vez
más complejas y obsolescentes, por un modo de producción
posindustrial que depende de la demanda de herramientas o componentes
que exijan un trabajo intenso y cuya complejidad sea estrictamente
limitada.

La ciencia continuará siendo mantenida artificialmente
en el misterio si sus logros continúan pasando a engrosar
la tecnología al servicio de los profesionales. Si fuera
utilizada para hacer posible un estilo de vida en el cual cada
hombre pudiera disfrutar de alojamiento, servicios médicos,
educación, viajes y diversiones, entonces los científicos
tratarían con mayor empeño de traducir los descubrimientos,
hechos en un lenguaje críptico, al habla normal de la
vida diaria.

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OBJECIÓN ESCOLAR

OTRA OBJECIÓN DE CONCIENCIA


¿Por qué en pleno siglo XXI, en países desarrollados, algunas familias se oponen a llevar a sus hij@s a la escuela? No se trata de familias «marginales», más bien son familias de un cierto nivel cultural, y el Estado Español no es ajeno a este movimiento que tiene presencia en todas sus comunidades autónomas y que despierta un interés creciente entre l@s madres y padres.

Solemos englobar los motivos que llevan a no escolarizar en cuatro apartados aunque a menudo hay una mezcla de ellos en la toma de decisión.

Motivos ideológicos: muchas familias tienen un cuestionamiento de la visión oficial del mundo y mantienen una forma de vida -ya sea en el aspecto social, laboral, político, de salud, de valores, etc.- que no se contemplan de ninguna manera en el ámbito escolar, quedando arrasadas completamente por el modelo impuesto que pasa a dar así la pauta de «normalidad».

Motivos pedagógicos: en numerosos casos se considera que la mejor manera de aprender no es la que se promueve en la escuela ni el paquete informativo es el más adecuado, más bien al contrario, se suman muchos errores que llevan a l@s padres/madres a buscar otra cosa que muchas veces desemboca en otro tipo de escuela (de diferentes planteamientos pedagógicos o ideológicos aunque suelen tener en común un cierto número de criterios) pero que a veces conduce a plantearse la andadura en solitario, ya sea porque no se encuentre una escuela o grupo afín cerca, o bien porque la investigación que se esté realizando contemple como más adecuada la ausencia de escuela (entendiendo «Escuela» como un ente externo y diferenciado del entorno doméstico).

Motivos emocionales: en la práctica es uno de los motivos más frecuentes. A menudo se trata de madres/padres que nunca se habían cuestionado el no escolarizar pero que empiezan a tener problemas al empezar la escuela (o en años posteriores) y producirse un cambio en el comportamiento del hij@, acompañado de sufrimiento y/u otros trastornos. Por lo general, tratan de solucionarlo hablando con el/la profesor/a, participando en la A.M.P.A., cambiando de centro, acudiendo a un/a psicoterapeuta, etc. Y el no conseguir resultados alentadores les hace plantearse otras posibilidades.

Motivos religiosos: padres/madres con planteamientos religiosos minoritarios, que no encuentran centros escolares donde sus valores sean respetados con coherencia y deciden priorizar este aspecto asumiendo la educación de sus hij@s fuera del sistema escolar. Como vemos, el movimiento de objeción escolar no es un grupo homogéneo y, por ello, la organización diaria de las familias presenta diferencias. Algunas mantienen un trabajo tipo escolar utilizando libros de texto convencionales o ejercicios clásicos. Otras plantean el trabajo por temas que decide el/la propi@ niñ@ según sus intereses, buscando diferentes fuentes de información y profundizando o enfocando el trabajo hasta donde quiera el/la intersad@ o hasta donde se haya negociado. A veces, se ponen horarios fijos; otras familias ponen horarios flexibles o por temporadas, y otras no utilizan horarios destinados a aprender de manera formal porque consideran que no es necesario, ya que l@s niñ@s tienen tanta curiosidad y tanto interés en participar y entender cómo funciona el mundo a su alrededor que siempre están aprendiendo sin que haya que dirigir su atención constantemente hacia algo determinado, pues esto puede hacer caer en el error de no valorar sus intereses y hacer prevalecer los del adulto: sus juicios sobre qué es importante y qué no, produciendo aburrimiento en el/la niñ@ y con ello el desinterés y falta de deseo de aprender, que es una de las cosas que ocurre con frecuencia entre niñ@s escolarizad@s. Esto no quiere decir que se haga exclusivamente lo que quiere el/la niñ@ y que se convierta en el dictador de cualquier acción, pero sí se trata de recuperar el respeto por sus necesidades y deseos (que en nuestra sociedad se ha perdido) como se respetan las de otr@ igual.

En general las familias «sin Escuela» conceden más flexibilidad al aprendizaje, que se adapta a cada niñ@ en vez de que sea éste/a el que se adapte a un programa teórico.Dado que conlleva una mayor dedicación de tiempo, se renuncia de alguna manera a todo lo que en otras familias se ocupa en el horario escolar: largas jornadas laborales (replanteamiento económico), tiempo «personal», etc., compensándolo con el placer de la intensa relación con l@s hij@s y de la coherencia entre el propio pensamiento y la práctica.

Resulta curioso que tantas veces la reacción que se produce entre la gente ante la manifestación de que alguien no lleva a sus hij@s a la escuela sea preguntar: «¿Tú te das cuenta de lo que estás haciendo?. ¿Has pensado en las consecuencias sobre tus hij@s?». Porque si algo han pensado estos padres/madres es precisamente en eso -acertada o equivocadamente, esa es otra cuestión que dividirá el debate... No es un camino fácil el actuar a contracorriente, sin modelo, sin apoyo, bajo presión social... con lo cual est@s madres/padres han dedicado bastante tiempo y energía al tema. Se podría devolver la pregunta: los padres y madres que escolarizan a sus hij@s -cada vez más tempranemente-, ¿lo hacen porque de verdad han pensado que es lo mejor o porque es lo que está impuesto desde el Poder, desde el Pensamiento Unico (aunque poco tiene de pensamiento), desde la necesidad de aparcar a sus hij@s mientras ell@s trabajan/producen como está mandado, desde el automatismo de hacer lo que todo el mundo hace (sin asumir los posibles errores propios), y así resulta que lo más libremente que deciden es en qué centro educativo matricularles?
EL ORIGEN DE LA ESCUELA

Creo que es oportuno plantear una reflexión sobre la Escuela y su origen. Entendemos que la Escuela nace como un medio de protección a la infancia en respuesta a los abusos cometidos en el siglo XIX durante la revolución industrial principalmente, y, en general, para evitar utilizar a l@s niñ@s como mano de obra barata por un lado, y, por otro, para combatir los privilegios de educación y conseguir las mismas oportunidades laborales para tod@s. Esto ha sido lo que ha impulsado a la clase obrera y a la progresía a luchar por el derecho a la Escuela, que ha cumplido una importante función social. Pero tampoco hay que olvidar que el principal objetivo para la escolarización generalizada de la población era sin duda (como demuestran ciertos documentos) la contención de las masas que empezaban a generar problemas con las protestas obreras; se trataba de un proyecto psicológico de sometimiento en el que bajo la apariencia de ventajas y derechos para el estudiante se escondía -se esconde- un amaestramiento de docilidad, una función disciplinadora interiorizada en el propio individuo (para ello es necesario anular el sentimiento grupal, tribal, indiferenciado de un@s con otr@s creando y resaltando continuamente al individuo, al Ego); resulta mucho más eficaz para el control del pueblo que sea el propio individuo el que se someta a los valores neoliberales inculcados, bajo la creencia en su libertad de decisión. De esta manera la coacción externa explícita solo será necesaria de vez en cuando. Así, la rebelión se asocia con un estado patológico, con algún defecto en el individuo rebelde.

Por otro lado, la educación escolarizada no ha hecho desaparecer los privilegios de las élites (pese a los esfuerzos de much@s para la democratización); sí ha hecho surgir una aparente meritocracia en la que algun@s -y solo algun@s- pueden escapar de una baja condición para acceder a otra más privilegiada. Se trabaja para mantener el poder piramidal, no para satisfacer las necesidades de tod@s de forma horizontal.

En cuanto a la protección de los abusos laborales infantiles, quizá sería más lógico hacerla protegiendo a l@s adult@s de esos mismos abusos, pues así no sería necesario que l@s niñ@s trabajaran para ayudar a la economía familiar. Nuestra sociedad ha llegado a demonizar el trabajo infantil porque siempre se asocia con explotación, pero la experiencia laboral justamente remunerada y sin excesos de horarios puede ser interesante también desde el punto de vista educativo; de hecho la jornada escolar y extraescolar de la mayoría de nuestr@s niñ@s se puede considerar una explotación en toda regla ya que no queda espacio para el juego en común, el juego por el juego.

Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) de hace unos años, para el 80% de los puestos laborales solo se necesita una preparación de entre seis meses y dos años, ya produciendo (y cobrando) en ese mismo puesto.

Con esto no se está queriendo decir que haya que abolir la Escuela de un plumazo porque hoy por hoy sigue siendo necesaria para la mayoría.Son muy pocas las familias que desean asumir la educación de sus hij@s en casa. Lo que sí hay que reconocer no ya las carencias y/o errores que contiene cualquier modelo educativo (y para eso es necesaria la atención constante en subsanarlos), sino el contrabando oculto, lo que siempre estará en el núcleo de la escuela pese a los cambios de programa y reformas que se hagan, incluso en las escuelas «alternativas». Principalmente se trata de esa sumisión del sujeto a una obediencia extrema al Mercado, al Sistema, un vano personalismo para sembrar la discordia de un posible sentimiento grupal («divide y vencerás»), una sobreinformación inútil para provocar el aburrimiento y una sobreestimulación constante para ocupar todos los recovecos de los sentidos y del pensamiento e impedir que surja algo diferente de lo que hay, un desplazamiento de los saberes útiles de la vida cotidiana en aras de saberes teóricos y lejanos... Todo esto puede parecer quizás muy exagerado a algun@s y crean que l@s chavales no escolarizad@s van a convertirse en adultos rebeldes, inadaptados y marginales. Por lo que podemos ver esto no ocurre así: decíamos antes que l@s niñ@s están deseando participar y entender la vida a su alrededor, no se sienten excluidos si no se les excluye de antemano y tienen una gran viveza y sabiduría para saber adaptarse a su entorno -el instinto de supervivencia-. Si además no se les ha minado la confianza en su capacidad, suelen mantener el entusiasmo por participar en diferentes proyectos a la vez que desarrollan un espíritu crítico y una rica vida emocional, aspectos todos ellos que no conducen a la autodestrucción. De hecho, considero que el Sistema, que tiene tanto poder de absorción para utilizar a su favor cualquier disidencia, en un futuro no muy lejano promoverá la educación sin escuela por sus ventajas, como ahora «promueve» el ecologismo o el pacifismo (ya hay universidades de Estados Unidos -país pionero en la educación en casa- que solicitan estudiantes «unschoolers»). Porque, no nos engañemos, la Escuela no está exclusivamente dentro de unas paredes, la Escuela hoy en dia (en una sociedad culta) es también los medios de comunicación -medios de formación de masas, como ilustrativamente llaman algun@s-: televisión, prensa, cine, publicidad, internet... que aparentemente reflejan la «realidad» pero que la están creando (la publicidad, quizá, es el ejemplo más claro). Y esa Escuela se nos mete dentro (ya hemos visto que es su objetivo principal) y la arrastramos en lo que hagamos. Por eso, lo más difícil es precisamente sacudirse esa Escuela interior para poder redescubrir la Vida, o por lo menos esa ha sido mi experiencia propia y en la que coinciden otras familias con las que hablo. Ya se ha comentado que hay muchas diferencias entre las mismas y, por lo tanto, no todas estarán completamente de acuerdo en todo lo expuesto hasta ahora. Esto no deja de ser la visión de mi grupo familiar que ofrezco para compartir reflexiones con cualquiera que lo desee. Porque nuestra intención no es cerrarnos, ni vivir en una burbuja, ni solo ocuparnos de lo nuestro (que son algunas de las críticas que se hacen)... sino compartir y aportar a la sociedad lo que nos parecer que merece la pena, implicarnos no sólo en consumir pasivamente sino en mejorarla. Y nuestra pequeña experiencia con tres hij@s no escolarizad@s (el mayor ya cerca de los dieciocho años) en busca de una Vida más plena, natural y sencilla, es algo que nos ha aportado gran satisfacción y queremos poner al servicio de otr@s. Por esa razón formamos parte del grupo «Crecer sin Escuela» que desde el año 92 funciona como red de apoyo y animamos a abrir el debate y la reflexión, al margen de la decisión personal que un@ tome con sus hij@s por las circunstancias que le envuelvan. Se trata de juntarse un@s con otr@s para hablar y poner en común las vivencias, y que no nos pase como escribía Machado de aquel erudito: «Aprendió tantas cosas que no tuvo tiempo para pensar en ninguna de ellas».

Isabel Gutiérrez (Crecer Sin Escuela)

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Presentación




La desescolarización es un importante pase/paso Mágico-político hacia la liberación de los individuos. Pues está de más sabido que las escuelas coartan las posibilidades de que la peculiaridad de cada cual florezca. Aprendemos al ritmo del consumo bailando la danza del progreso
Me parece imprescindible pensarnos en un mundo sin escuelas, sin la estatalización de nuestras criaturas. Oponernos a cooperar con el aporte de obejitas al rebaño del dios capital y actuando de una buena vez por la autogestión de nuestras vidas y las de nuestrxs hij@s.
Desde un punto de vista radical opuesto a la sociedad del hiper consumo/info/autómata/simulo/tecno/imperialismo, nos parece que la opción de desescolarizarnos y crecer sin escuela nos regala una base de libertad que podemos anidar en desmedro de las imposiciones globales y en favor del crecimiento creativo de otra sociedad basada en el principio del placer y en el apoyo mutuo.

Omitiendo argumentos –pues no venimos a convencer sino a buscar apoyo- nos parece que la escuela en casa es la voz de los nuevos tiempos en relación a la educación. Pues está claro que educar no es escolarizar y que la escuela es el cáncer de la infancia.

En vez de aulas proponemos la casa, el jardín, el parque, la playa...
En vez de maestros que sean los propios padres, o amigos cercanos o familiares quienes encaminen...
En vez de currículum reconozcamos la curiosidad de cada cual...
En vez de directoras el autogobierno de los niños, que reine el juego, la imitación y el ocio.

Como esto es sólo el comienzo, queremos presentarles un apartado de la Constitución de Chile.

"10°. El derecho a la educación.
La educación tiene por objeto el pleno desarrollo de la persona en las distintas etapas de su vida.
Los padres tienen el derecho preferente y el deber de educar a sus hijos. Corresponderá al Estado otorgar especial protección al ejercicio de este derecho.
La educación básica es obligatoria, debiendo el Estado financiar un sistema gratuito con tal objeto, destinado a asegurar el acceso a ella de toda la población.
Corresponderá al Estado, asimismo, fomentar el desarrollo de la educación en todos sus niveles; estimular la investigación científica y tecnológica, la creación artística y la protección e incremento del patrimonio cultural de la Nación.
Es deber de la comunidad contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la educación;
11°. La libertad de enseñanza incluye el derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales.
La libertad de enseñanza no tiene otras limitaciones que las impuestas por la moral, las buenas costumbres, el orden público y la seguridad nacional.
La enseñanza reconocida oficialmente no podrá orientarse a propagar tendencia político partidista alguna.
Los padres tienen el derecho de escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos. "

Hasta pronto.....!
Por un mundo Sinescuelas